Me acaban de mandar esto que comparto a pesar de desconocer su autoría.
Es difícil resumir esas alegrías rápidas que tenemos durante la vida. Las alegrías fugaces a las cuales muchas veces no les damos la debida importancia. Yo llamo a estos momentos "las caricias de Dios". No son fruto del azar. Son caricias que Dios nos regala, aún sabiendo que casi siempre las atribuimos a la suerte. Son las caricias de Dios:
- El cariño inesperado de un hijo.
- El dinero olvidado en la ropa.
- El olor a comida antes de abrir la puerta de casa.
- El sueño que llega cuando lo necesitas.
- Una solución que llega de repente.
- Alguien que te hace un cumplido, sin saber que estás escuchando.
- Alguien que elogia a tu hijo.
- Una fiebre que baja.
- Un mostrador sin cola.
- Aparcamiento en la puerta.
- Un vuelo tranquilo.
- Pájaros cantando al amanecer.
- Cuando nace lo que sembramos.
- La brisa del mar.
- Cuando llega el padre.
- Cuando pasa el dolor.
- Cuando resuena un beso.
- Cuando firman el contrato.
- Cuando el abrazo aprieta.
- Cuando el amor florece en el otoño/invierno de la vida.
- Cuando un amigo se cura.
- Cuando la foto sale bien.
- Cuando la mesa está puesta para la comida familiar del domingo.
- Cuando llega el depósito.
- Cuando se va a la playa.
- Cuando llama alguien especial.
- Cuando el libro es bueno.
- Cuando la compañía es buena.
- Cuando sobra dinero.
- Cuando el bebé se ríe.
- Cuando dicen tu nombre con cariño.
- Cuando la silla da a la ventana.
- Cuando llega la primavera.
- Cuando el médico dice: "Sólo ha sido un susto".
- Cuando se pone el sol.
- Cuando el pan está calentito.
- Cuando hay música suave.
- Cuando un ser querido te pasa la mano por el cabello.
- ¡Cuando pensabas que era demasiado tarde, pero descubres que aún estás a tiempo!
Busca las pequeñas alegrías. Existen todos los días. ¡Son "las caricias de Dios"! Y qué bien nos hacen...
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